Foto: www.eifsoccer.com

El lunes 2 de mayo del año 2016 quedará en la historia del futbol mundial. Un equipo pequeño de Inglaterra, de una ciudad con menos habitantes que la misma Manizales (300.000 apróx), se coronó campeón de la Premier League. El Leicester City F.C.

La prensa mundial se ha rendido a los pies de este humilde equipo inglés que salido de cualquier pronóstico, generando todo tipo de adeptos donde ven como un equipo con nómina limitada se corona campeón de una de las ligas más poderosas del mundo.

Desde hace semanas la prensa se preparaba para recibir un inusual campeón y empezaban a salir explicaciones del porque el buen momento del equipo que hace 6 meses muy pocos conocían, una emotiva carta de su técnico Ranieri, la historia de vida de su goleador Jamie Vardy, que a sus 28 años hizo temblar las redes de los arcos más poderosos de Inglaterra y quien hace 5 años jugaba en la modesta 7ma división del fútbol británico.

Historias que enamoraron al mundo entero y que hizo a casi todos apoyar a un modesto equipo de primera división, historias que enamoran, pues casi siempre se impone al poderío económico. Esto hizo recordar aquella gran hazaña del Once Caldas en el 2004, que particularmente son muy parecidas.

Precisamente esa historia que hizo al mundo enamorarse del Leicester y hace 12 años del Once Caldas, es de lo que queremos hablar, equipos que enamoraron por su gallardía a la hora de enfrentar retos grandes, que no salieron a decir como Pellegrini técnico del Manchester City antes de enfrentar al Real Madrid “Si perdemos no sería un fracaso” mandando un mensaje negativo a sus jugadores que efectivamente jugaron un partido horrible ante el Real Madrid y quedaron eliminados, tirando la toalla antes de jugar, algo similar de lo que ocurre en el Once Caldas, donde el técnico Torrente lo vencen en el escritorio por que otros equipos tienen más chequera, pero que vienen clubes más débiles como el Cortuluá y te golean en tu estadio, pero a ellos se les olvida que esto es fútbol y hoy el Leicester dio una dura bofetada a las chequeras más grandes del mundo.

Pensamiento que existe en Manizales desde la llegada de dirigentes poco ambiciosos o muy mal asesorados (por que la inversión ha sido grande), como se vio hace más de un año cuando el Once Caldas lograba una clasificación a la Copa Libertadores, donde el presidente de esa época decía que hubiese preferido pasar a Copa Suramericana, dándose con antelación eliminado, pensamiento que compartía Flabio Torres quien al acabar el partido ante el Corinthians después de un 4-0 en contra con un jugador más, lo primero que hizo fue ir a pedir una foto a Paolo Guerrero, este hecho provocó desde nuestro medio una fuerte crítica a ese pensamiento mediocre de técnicos y dirigentes que hoy aún persiste (click para ver artículo).

La invitación a directores técnicos y dirigentes es que dejen de pensar al Once Caldas como un equipo chico, la invitación es a que NO dejen de soñar, no se crean inferiores por que un equipo tiene mejores jugadores, si ese hubiese sido el pensamiento de Montoya, el Once Caldas no tendría ninguna Copa Libertadores, porque la diferencia con Boca era desproporcionada.

Sabemos que no hay dinero para contratar jugadores costosos, que muchas veces no son ni refuerzos, pero si queremos que se deje a un lado las preferencias personales con ciertos jugadores, con ciertos empresarios, con ciertos equipos, y se comience armar un equipo con jugadores “Profesionales” en todo el sentido de la palabra, que respeten a la institución que representan, que les duela cuando no ganan, que tengan vergüenza deportiva y una ambición por conseguir cosas grandes, pero esto no pasa cuando de arriba no se exigen cosas grandes.

Hoy del Once Caldas queda solo el nombre, porque aquel equipo que admiraban muchos ya no existe ¿cómo es posible que un objetivo sea clasificar a las finales? cuando eso debería ser una obligación de un equipo “grande”, que un técnico se sienta cómodo con los cerca de 2.000 millones que se gana al año y su patrón no tenga las pelotas para exigirle mínimo que clasifique, y por el contrario lo premian renovándole el contrato por la sencilla razón de que siente “mucho el fútbol”, para esa gracia coloquen a un hincha a dirigir que lo siente igual, los técnicos se deben medir por puntos no por cantidad de escándalos en los que están involucrados o por los decibeles que generen sus gritos desde el banco.

Lo cierto es que en el Once Caldas no hay ambición de nada, eso de apoyar en las buenas y en las malas suena muy bonito, pero que mal le hace al equipo, un equipo que si gana o pierde le da lo mismo porque igual siempre lo apoyan, pero por eso mismo ya solo van 6 mil personas al estadio, peor promedio de asistencia de los últimos años, el equipo se está desmoronando desde hace rato y no precisamente por sus hinchas como lo quieren hacer ver sus directivos, el equipo se desmorona desde adentro y nosotros estamos siendo cómplices, porque observamos con total indiferencia y no hacemos nada.

Recuerdo una frase que use en un artículo anterior cuando me refería a un mal momento que vivía el Real Madrid “A un equipo grande lo hacen, Directivos exigentes, Hinchas exigentes y Medios de comunicación exigentes” hoy no ocurre ninguna de las anteriores en el Once Caldas, lo que nos convierte a todos en cómplices de este mal momento, lo que me hace finalizar diciendo “Merecemos el equipo que tenemos”.

Por: Víctor Raúl Jiménez
Director Casa Blanca OC
Lee También: [Columna de Opinión] Cómplices y Culpables 
Manizales será ciudad piloto en la carnetización de hinchas
Javier Torrente se quedará una temporada más con el Once Caldas.
Once Caldas cayó en Medellín y quedó eliminado de la Copa Águila.

lleva tu pasión a todos lados.

             
Síguenos en nuestras redes sociales:
Facebook Casa Blanca OC
Twitter Casa Blanca OC
Instagram Casa Blanca OC
Youtube Casa Blanca OC