En Casa Blanca procuramos siempre innovar en nuestros contenidos, buscando historias que inspiren y ver al equipo desde otro enfoque teniendo como punto de partida a ustedes los hinchas, por eso abrimos esta sección dedicada a toda la afición. Hoy tenemos la historia de Henry, un hincha muy especial que tiene muchas cosas que enseñarnos.
Por: Lizett Hincapié Ome
35 años al pie del Once Caldas y su amor incondicional por el equipo.
Faltando una hora para que el partido inicie, llega Henry Armando Holguín Giraldo a la puerta 19 del estadio Palogrande, así lo hace cada vez que el Once Caldas juega de local.
Su camiseta del ‘Blanco-Blanco’ no es como todas, él le corto las mangas, e hizo de la casaca, un esqueleto; algo más cómodo para asistir a fútbol; una moda diferente, muy a su estilo.
Henry es un niño Down, nació hace 39 años en Manizales, el 8 septiembre de 1977, y desde los 4 años de edad, su padre Gustavo Holguín lo llevaba a ver jugar al Once Caldas, en ese entonces al antiguo Fernando Londoño Londoño, hoy estadio Palogrande.
Es un hincha diferente, de esos que apoya por amor y no por resultados a su equipo del alma.
«Uno debe de ser hincha del equipo de donde nació, yo al Once lo apoyo hace años y años» dijo Holguín Giraldo.
Su sonrisa, deja ver la emoción que le despierta estar en el estadio. Henry es abonado fiel en Occidental General, tiene como lugar el puesto 135 de la fila 11. Con orgullo y sacando pecho comenta: «Yo tengo una empresa y con lo que me gano, me compro el abono.»
La empresa de Henry, es una chaza de dulces que su padre Gustavo y su madre Rubby Giraldo le colocaron hace 10 años en la puerta de su casa. Es atendida por él, quien con carisma se gana el cariño de sus vecinos.
Henry va buscando su silla en el estadio, pero en el recorrido va saludando a sus compañeros de tribuna, «Hola chino, ya llegué», «Hoy ganamos 5 – 0» «Entonces, ¿bien o no?», son algunas frases que en medio de la alegría le dice a esos amigos que le ha regalado el fútbol.
«Henry es especial para todos nosotros, lo cuidamos de los hinchas visitantes, lo regañamos cuando se pone de vulgar. Viene a todos los partidos, es el consentido acá» expresó Victor Castro Jimenez compañero de tribuna de Henry.
El himno a Manizales lo entona a todo pulmón y con mano en el pecho deja ver el orgullo que siente por su tierra, un respeto que muchos que se hacen llamar normales, no tienen por la ciudad.
El partido inicia y su primer grito de batalla es «Vamos Once a Ganar.» Prende su radio, ubica los auriculares en sus oídos, su mirada la fija a la cancha; no hay nada que le robe la atención, solo se distrae cuando la barra alienta fuerte, él se contagia, se para a cantar con ellos, pero aún así, sus ojos siguen apuntando al terreno de juego.
«Oiga, yo hace años estuve en Holocausto, me gustaba ir a saltar, pero de acá se ve más bonito» contó Henry emocionado, después de que los de la norte hicieron el conteo de 1 a 11.
Un aficionado más, que entiende de fútbol como cualquiera, que también se desespera al ver enredado al equipo, de un salto abandona su silla y con voz gruesa grita: «Hernandez, que pasa hermano, juegue.» También juzga las decisiones arbitrales: «Juez, saquele amarilla. Eso era falta.» Y como técnico no improvisa mal: «Jueguen por acá. Tirela a la mitad. Entregue bien mijo.» No cabe duda que lleva el fútbol en sus venas.
Su memoria no falla, recuerda cada uno de los años en los que le ha tocado ver campeón al Once Caldas. «2003 hizo gol Galván. En 2004 la Libertadores y tapó Henao. En el 2009 y 2010. Y no volvimos a ganar nada», fue el recuento histórico que Henry hizo de los títulos del equipo.
Su ídolo es Henao. Se emociona cuando lo ve en la grama y desde su puesto le lanza gritos de apoyo: «Buen Arquero Henao. Grande Henao. Tape todo.» sin duda alguna, su seguridad al hablar de fútbol comprueba que es un hincha de trayectoria y años en el estadio.
Además recuerda algunos héroes que, como él, han hecho historia con el equipo. «Soto, Galván, Dayro, Viafara, Montoya, Agudelo, a todos los quiero, y los llevo acá en el corazón» indica Holguín Giraldo con voz entre cortada y señalando el pecho.
La alegría del partido llega con el gol, su felicidad la comparte en un abrazo cálido con el del lado. Baila, grita, salta, mientras con sus ojos busca al artífice del gol y lo felicita desde la tribuna. El jugador no lo podrá escuchar, pero él cumplió agradeciéndole en nombre de los más de 4 mil hinchas que ese día acompañaba al Once Caldas.
El juez lleva el silbato a la boca y pita final del juego. Inmediatamente Henry se arrodilla, eleva las manos al cielo y le da gracias a Dios por el triunfo, «Gracias Dios mío por los 3 puntos, gracias Dios por esta alegría tan grande.»
La gente lo aplaude, lo felicita, y más de uno que jamás lo había visto se emociona al presenciar tal espectáculo. Y cómo no, si es de esos hinchas que en las buenas y en las malas siempre esta. De esos que van por el sentimiento. De esos que nacen pocas veces en la vida.
Así que si eres un hincha que frecuenta la tribuna Occidental del estadio Palogrande los más seguro es que verás a Henry apasionarse por el equipo, y hasta te animarás a celebrar un gol con él porque esa pasión, creanme que es muy contagiosa.
Si tienes una historia que inspire y creas que debería estar en esta sección, te invitamos a contactarnos, esperamos que les guste este trabajo y, si es así, compártelo en tus redes sociales y déjanos tus comentarios.