Foto: Santiago Álvarez

Era el segundo tiempo ante Patriotas, Once Caldas tenía cuesta arriba el partido después del 1-1 parcial y la expulsión de David Gómez. Bodhert había retirado del campo a Ibargüen para buscar con Johan Carbonero más movilidad y alternativas en el frente de ataque.

El efecto de la modificación empezó a verse pronto, el joven atacante caucano fue protagonista de entrada, generando fútbol con su habitual técnica y haciendo crecer ofensivamente al equipo a pesar del hombre menos. Al minuto 11, Carbonero le recupera un balón al mediocampista Medina, avanza unos 15 metros, observa al portero Chaux salido y desde antes de la mitad de la cancha envía un derechazo espectacular y la pelota se anida en el fondo de la red, culminando una parábola hermosa, que entregó uno de los goles más extraordinarios que se hayan podido marcar en Palogrande en toda la historia.

Johan Stiven Carbonero habló de esta anotación al final del partido:

“Fue un momento inexplicable, desde pequeño siempre había querido marcar un gol así y a mi corta edad lo pude lograr. Fue una jugada muy rápida, donde le quito la pelota al rival, veo al portero muy salido, pienso en pegarle y afortunadamente se dio”, comentó el atacante.

“Fue un desahogo, ya llevaba mucho tiempo sin marcar y se da de esta forma. Dedico ese gol a Dios, a mi mamá que siempre ha estado ahí y a mi hermanita que hace poco nació”, complementó.

El hombre de Santander de Quilichao, Cauca, se despojó de su camiseta y celebró a rabiar con la hinchada. Cuando le preguntaron por las repercusiones, multas y demás por quitarse la prenda, dijo: “Es al presidente que le va a traer problemas eso, a mí no (risas)”