Foto: Santiago Álvarez

En un trepidante partido, el Once Caldas terminó con las manos vacías en casa ante el DIM. Hubo emociones, goles y espectáculo. A continuación, evaluamos rendimientos individuales en el ‘Blanco’:

Gerardo Ortiz (7,5 pts): pese a recibir 3 goles, hay que decirlo claramente: no tuvo responsabilidad en ninguno; es más, salvó al Once por lo menos de dos anotaciones más, sobre todo, un cabezazo de Cano en el segundo tiempo que sacó con sus extremidades inferiores.

Carlos Pájaro (6 pts): continúa tomándose confianza, ante Medellín logró cierres ganadores. No obstante, estuvo muy expuesto, atacaron su costado constantemente, como en el primer gol del DIM. Tuvo para marcar por lo menos un gol pero mostró su inexperiencia al definir.

Diego Peralta (3 pts): venía siendo figura, pero ante Medellín no empezó siendo su mejor partido. Luego se llenó de adrenalina muy rápido y salió expulsado por un árbitro nervioso, que primero le sacó amarilla y después retrotrajo por un supuesto codazo. Desde ahí el partido estuvo condicionado para el equipo.

Andrés Correa (4,5 pts): de los partidos flojos del ‘capi’. Todavía está soñando con Cano, pues superó su referencia casi en todas las acciones. Lució sin distancia e incómodo. Fue el principal responsable del gol final del DIM, dejó el balón muerto en la mitad.

David Gómez (5,5 pts): le costó jugar con el perfil izquierdo esta vez: no tuvo referencias claras en marca, los dos primeros goles del Medellín partieron de su costado sin poder hacer mucho. En ataque aportó poco.

Sebastián Guzmán (5 pts): como siempre, ímpetu y técnica con el balón, pero esta vez tuvo notables errores defensivos. El colectivo no le ayudó y él hizo vista al balón en cada uno de los goles del Medellín, principalmente en los dos primeros donde no referenció quien entraba a rematar. Necesitaba apoyo en el segundo tiempo

Juan David Rodríguez (5 pts): también tuvo buenos pasajes con la pelota, pero sin ella no fue efectivo y utilitario. Tiene una actitud pasiva, sigue sin encontrar regularidad.

Javier Reina (8 pts): está jugando mucho fútbol el ’10’. El hincha que lloró a Nieto, hoy poco se acuerda. Reina es un jugador progresivo, filtrador y juega siempre en zonas de riesgo del rival. Sostiene el balón, pasa claro y aporta en sacrificio. Tiene un momento estelar.

Kevin Londoño (4 pts): el técnico insiste en ponerlo y él casi siempre juega mal. Nunca le encontró la vuelta al partido y fue poco participativo pese al buen volumen ofensivo del equipo. En la expulsión de Peralta, fue el sacrificado para el ingreso de Nazarit.

David Lemos (8,5 pts): volvió el goleador de Putumayo con todo. Penal bien cobrado en el primer gol y una pintura en el segundo: control exquisito para dejar regada la defensa, velocidad y una definición magistral por encima de la humanidad de González. Además, movilidad permanente, tiene mucho fútbol. Salió lesionado, pero no de consideración.

Johan Carbonero (6,5 pts): fue desequilibrante y muy rápido, pero debe trabajar en la toma de decisiones, se excede por momentos en la individualidad. Tuvo el tercero en el 2-2, después de desprenderse de su marca, pero el remate fue fácil para Gonzalez.

ALTERNATIVAS

Miguel Nazarit (5 pts): ingresó antes de finalizar el PT ante la expulsión de Peralta. Estuvo nervioso, un poco aparatoso y sin transmitir seguridad. De manera inteligente, Cano se plantó en su zona y también lo sufrió.

Ménder García (5 pts): llegó al partido ante la lesión de Lemos, corrió por todos lados, pero sin un aporte muy claro en el juego. Se ubicó en zonas defensivas, pero evidentemente mostró desconocimiento en ese tipo de funciones.

Marcelino Carreazo (SC): no fue importante en el remate del partido.

Cuerpo técnico (6 pts): valorable el hecho de favorecer el espectáculo: fútbol directo, en el área rival y sumando hombres en ataque permanentemente. Sin embargo, muy pobre el equipo en defensa, tácticamente desnudado en los goles del DIM. Hubo folclorismo en el segundo tiempo, valía más ser estratégicos para intentar asegurar el resultado después del 2-1, que salir con todo a buscar el tercer gol, corriendo riesgos innecesarios que fueron bien aprovechados por el rival.