Regresó el fútbol profesional colombiano y con él, seguramente muchas emociones, que disfrutan muchos hinchas desde la comodidad de su hogar.

En resumidas cuentas, ir al estadio dejó de ser el plan de muchas personas, esto por distintas razones, ya sea por la inseguridad, los horarios, los juegos poco llamativos o la deficiencia económica.

Manizales en este caso, tampoco es infiel a la realidad en Colombia. Aunque proporcionalmente a la cantidad de habitantes se considera una plaza con buena asistencia por partido, tampoco es mentira que esa asistencia sigue siendo muy escasa. Peor aún, no muestra ruta para sanar ese mal.

Y al buscar las razones para justificar esta causa, se consideraría que en gran cantidad de casos, la gente busca excusas para no presenciar los juegos.

Para los partidos llamativos con equipos ‘grandes’, la gente reitera su temor por la cantidad y clase de personas que cobijan esos clubes. Expresan su miedo a salir y ser atracados o ser víctimas de la ‘fiebre del color’ por simplemente seguir un equipo.

Para los partidos con equipos llamados ‘chicos’, la excusa es clara:“ese partido no tiene gracia”. Por esa razón, esos encuentros también carecen de público.

Ahora, si el cotejo reúne dos conjuntos medianamente atractivos que realmente no representan peligro para los aficionados, aparece la falta de dinero. Obviamente no es mentira que la inversión para entrar a un estadio no es favorable para el bolsillo, si se tiene en cuenta los precios de las boletarias y los exagerados costos de alimentos dentro de los escenarios.

Otros, con términos más coloquiales prefieren evitar un aguacero o insolarse ya que desde su casa pueden ver el juego en silla reclinable con comida gratis.

La pregunta ahora es:

¿QUIÉN PUEDE SOLUCIONAR ESTE PROBLEMA?

Los aficionados seguramente dirán que los directivos y colectivos encargados de la organización del campeonato, y a decir verdad tienen mucha razón. La Dimayor y cada uno de los clubes en sus infinitas intenciones de mejorar la calidad del torneo y la calidad de sus equipos, han olvidado al hincha. Menciono unas pocas:

– Es injustificable un partido en horarios donde se entiende que muchas personas realizan actividades ya sea laborales o académicas.

– El fútbol ahora que es netamente un negocio, ha mostrado a quienes viven de él, que el hincha no es el más importante, pues tienen en su entorno múltiples formas de ingresos, convirtiéndo todo en un cheque en blanco. Ejemplos más claros que en Colombia no pueden verse, con equipos que con poca o sin hinchada han mantenido estables sus balances financieros, sin depender de sus seguidores.

– Los equipos del FPC parecen escuelas de fútbol con jugadores que poco o nada son reconocidos. Esto ha aumentado el desinterés de los fanáticos por ingresar a las plazas del país, sin querer opacar los esfuerzos que algunos equipos si han querido hacer. Consecuentemente esos nulos esfuerzos se ven reflejados en los partidos, pocas emociones, pocas llegadas, resultados sin goles.

– La incursión de tantos equipos de la B que al cruzarse entre ellos no generan tráfico entre espectadores.

Pero si excusas y razones justas sigo mostrando, no terminaría esta columna. Por eso en conclusión, creo que las justificaciones sin causa han dominado el hincha y han llenado las ‘sillas vacías’ de los estadios. Pero para aquel que es hincha fiel no hay excusa, pues la obstruye y declara con criterio que tiene un equipo que ama.

Sin más, quisiera expresar mi anhelo de volver a ver los estadios de Colombia llenos, con el esfuerzo tanto de hinchas como de equipos y organizadores. Y que todos podamos reunirnos a vivir una verdadera fiesta llamada FÚTBOL.

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