Creímos que el hecho de estar constantemente en FIFA asistiendo a cursos, conversaciones y viviendo el día a día del fútbol, era una manera de permanecer actualizado y traer su metodología reforzada para aplicar en un Once Caldas necesitado. Inclusive el nuevo discurso, también ilusionó: “no me muero con la mía, hay que buscar alternativas para las herramientas que tengo…”

Pero la realidad es otra, hoy hasta su propia filosofía la perdió, pues en cada partido, además de jugar a nada, pierde por encima del 60% la posesión del balón, con la excusa de poca materia prima; actualmente equipos como Jaguares se la ‘untan’ y no hay respuestas. El respeto a la historia del club ya no existe y la puesta a punto de un técnico perdido, es fácilmente sobrepasada hasta por los entrenadores más imberbes (inexpertos) de la Liga Águila.

No es cierto que haya una nómina pobre; es verdad, tampoco es la mejor del país, pero sí la suficiente para que, en un campeonato como el nuestro, el equipo esté peleando lugares importantes y no estar en la deprimente posición 16, que tanto mencionó el entrenador en reiteradas ruedas de prensa y que hoy lo acompaña. A la altura de la fecha 12, el equipo tiene 13 puntos de 36 disputados, para un lamentable rendimiento del 36,11%; injustificable para un proyecto que ha tenido garantías diferentes a las de anteriores entrenadores.

Y no es que pretenda sacar en limpio a los dirigentes, es cierto que se han equivocado y mucho, pero se reconoce el esfuerzo, hubo inversión. Ahora el error de los irreverentes directivos parece ser el nombramiento del director técnico y peor aún: la falta de acompañamiento en el proceso.

Foto: Nicolás Orozco
Foto: Nicolás Orozco

Tampoco se puede dejar de lado a los jugadores: falta amor propio en momentos puntuales, muchos carecen de profesionalismo y la unión de grupo no se ve, así ellos insistan en que en el camerino se respira un buen ambiente. Pero a Maturana y compañía esto poco les importa, pues siempre que hablan y se excusan en la falta de nómina, parece que el grupo lo siente al interior. Hoy ya ni las prolongadas charlas, ni las injustificadas vacaciones en plena competencia y mucho menos la famosa tecnología, han servido para estar mejor.

No acostumbro a hablar en primera persona, pero lo voy a hacer, pues en 5 años que vengo siguiendo entrenamientos y haciendo reportería, nunca había visto prácticas tan superficiales, anticuadas y sin evolución. No se ve progresión y el grupo de colaboradores del experimentado entrenador parece sin carácter, pues da la sensación que hacen parte del comité de aplausos ante cualquier decisión del mister y no situaciones propositivas para intentar cambiar el rumbo.

Todos estos argumentos me dan para asegurar que a Maturana le quedó grande volver a dirigir y que su proceso en el Once Caldas hace mucho está viviendo horas extras…

Por Cristian Hernández

En twitter: @cristianhm24